Esta chica merece un Oscar. La extorsión telefónica es una de las modalidades de robo más comunes en la actualidad. Los delincuentes inventan una situación y amenazan en hacerle daño a la víctima o su familia en caso en que esta no acceda a darle dinero.
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Annie Riloy recibió una llamada en la que unos hampones decían que tenían secuestrada a su hija Diana y que la matarían si no le dan el dinero que tiene. Lo curioso, es que la joven no tiene hijos, por este motivo Annie decidió seguirles la corriente y empezó a llorar desconsoladamente.
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Los extorsionadores le preguntaban cuánto dinero tiene para recuperar a su hija e incluso se muestran comprensivos con ella y afirman que pueden llegar a un acuerdo. No obstante, ella los trolleo de una forma que no esperaban.
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